jueves, 11 de junio de 2009

LA SOFISTICA DE LA VERDAD


PBRO. JOSÈ RAÙL RAMÌREZ Decano Facultad De Teología Universidad Católica Del Oriente Entre los diversos servicios que la iglesia ha de ofrecer a la humanidad, hay uno en el cual es responsable de un modo muy particular: la diafonía de la vedad. Fides et ratio. N 2. Màs aun cuando la época actual se presenta compleja por la falta de claridad en la verdad. Bien describía el papa esta realidad al confirmar: “¿quien puede negar que la nuestra es una época de gran crisis que se manifiesta ante todo como gran crisis de verdad?” ante esta crisis que presenta el mundo actual el sacerdote este llamado a ser un incansable buscador de la verdad, no solo como punto de partida y de llegada a través de la fe sino por medio de la razón que hace claras, entendibles y universales las verdades de la fe.

ciencia y milagros

Un texto de San Agustín nos ofrece la clave interpretativa de los milagros de Cristo como señales de su poder salvífico. "El haberse hecho hombre por nosotros ha contribuido más a nuestra salvación que los milagros que ha realizado en medio de nosotros; el haber curado las enfermedades del alma es más importante que el haber curado las enfermedades del cuerpo destinado a morir" (San Agustín, In Io. Ev. Tr., 17, 1).

Fides et Ratio

La Ciencia constituye uno de los pilares fundamentales de la cultura actual. Los científicos han sustituido en muchos casos al filósofo o al sacerdote como la persona a quien dirigirse en busca de un sentido para la vida. La ciencia moderna, cuyos logros son indiscutibles, siente la tentación dequerer abarcarlo todo y excluir todo lo que no entra dentro de su ámbito. Corre también el peligro de ignorar toda reflexión ética acerca de sus propios progresos y de convertirse, no en aliada del hombre, sino en enemiga mortal. Esta mentalidad cientificista plantea un monumental desafío a la fe. Para dar respuesta es necesario un diálogo constructivo elaborado tanto por parte de teólogos abiertos a los últimos desarrollos científicos, como de científicos con una sólida base filosófica.
En esta fascinante tarea, la Encíclica Fides et Ratio aporta un luminoso magisterio sobre el que construir relaciones mutuas válidas y tender puentes entre la fe y la ciencia.

Los límites de la ciencia

Definimos las cosas por sus límites. En el caso de la ciencia, son también los límites los que, al ampliarse, marcan su avance y desarrollo.
¿Cuáles son los límites de la ciencia? Podríamos dividirlos en tres clases: los límites de lo desconocido, los de lo incognoscible y los de lo impertinente.
Lo desconocido: existen cuestiones, preguntas, misterios que la ciencia todavía no ha penetrado, pero que (confiamos) llegarán a ser resueltos tarde o temprano, conforme la investigación científica, siempre de la mano del imparable desarrollo tecnológico, vaya ampliando su avance.
En este terreno de lo (todavía) desconocido se encuentran cuestiones como, por ejemplo, la posibilidad de vida en otros planetas, las causas de la acelerada expansión del universo o la explicación del efecto placebo, gracias al cual algunos enfermos se curan sólo con recibir pastillas de azúcar. Los científicos están trabajando en ello, y al parecer no existe nada que les impida encontrar, a su debido tiempo, las respuestas.
Un segundo límite es del de lo incognoscible: las cosas que sabemos que nunca podremos saber. Preguntas como qué hubo antes del Big bang, o si existen otros universos paralelos al nuestro van más allá de los poderes del método científico, pues —al parecer— no existe posibilidad de obtener información al respecto. Cierto, los cosmólogos pueden, extrapolando a partir de sus teorías, intentar construir respuestas plausibles, pero comprobarlas resulta imposible. No es que la respuesta no exista, sino que la forma en que está hecho nuestro universo no nos permite explorar para encontrarla.
Finalmente, nos topamos con el límite de lo impertinente: las cuestiones en las que el método científico resulta inadecuado, fuera de lugar. Van desde las muy profundas (¿existe un dios —o diosa— creador del universo? ¿cuál es el sentido de la vida humana?) hasta las muy terrenales y cotidianas (¿cómo resolver problemas políticos, amorosos, éticos..?). En todos estos casos, la ciencia no sólo no tiene nada que decir; debe permanecer al margen del debate.
Ante estos límites, una buena comprensión de lo que es la ciencia nos obliga a tener paciencia para llegar a conocer lo que todavía no conocemos, y humildad para aceptar que hay respuestas que nunca podremos conocer. Pero también a ser lo suficientemente inteligentes para reconocer que hay preguntas que tendremos que responder, sólo que sin su ayuda.’
Martín Bonfil Olivera

miércoles, 10 de junio de 2009

"Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo." Albert Einstein

Los conflicto entre la ciencia y la religión datan de hace mucho tiempo. Ahora, Steven Weinberg, el físico estadounidense ganador del Premio Nobel de física en 1979, escribió un artículo publicado en The New York Review of Books acerca del conflicto derivado de la expansión de la ciencia y el debilitamiento paralelo de las creencias religiosas en Occidente. Lo que él resume como "vivir sin Dios", un tema para nada simple, más que controvertido e interesante.

teoría de la relatividad

La unidad de relación de ciencia y fe

Una investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas.